
Las lágrimas son para los desesperados...
Abre bien los ojos...
Las miradas perdidas son para los solitarios...
Y la historia se repite y se repite...
simples historias de amor donde
conoces al amor de tu vida
que termina rompiéndote el corazón...
¿Cuánto tiempo tardaremos en darnos cuenta
que el amor que tanto buscamos en almas ajenas
se encuentra en nuestro corazón?
¿Para qué la necesidad de la búsqueda de lo que no somos?
¿Qué acaso somos tan resignados al hecho de no poder ser como siempre hemos querido y nos vemos forzados a buscar a alguien que simbolice nuestras metas inalcanzables?
Y maravillados por la grandeza que significa para nosotros el hecho de tener a alguien que refleje nuestas expectativas en la vida, nos atrevemos a no dejarla ir de nuestras vidas, para que siempre esté con nosotros para recordarnos en quienes nos queremos convertir, para nunca olvidar que nuestras metas sí son alcanzables, y que en momentos de desgracia, alguien estará con nosotros, alguien que es mas grande y que cuando estemos en la total agonía, aparezca frente a nosotros, nos levante el rostro, y nos borre las lágrimas, abrazándonos y dándonos fuerzas para seguir adelante...
¿Pero qué sucede cuando se pierden los ideales? ¿Qué sucede cuando nos olvidamos de las razones que iniciaron todo? A veces puede ser muy fácil olvidar las emociones que una vez pudimos sentir...
Y es que por mas extraño que parezca, aquellas personas que te hacen sentir miserable son las personas que mas tiendes a amar... Y es que el verdadero amor sale a relucir en esos momentos difíciles en donde todo se complica, en donde no sabes que hacer ni decir y sientes que todo se va hundiendo poco a poco... Y es en cada pelea, cada discusión, que sientes como el corazón te quema... Y en tus momentos de soledad tratas de idear un plan mágico que arregle toda la situación y provoque que ese antiguo amor (quien alguna vez fue digno de admiración) nazca de nuevo y todo sea como en tus más dulces sueños, donde sólo importaban los abrazos, las caricias, las miradas, y donde el amor empapaba todo tu alrededor como una gran tormenta de amor apasionado entre dos personas que se aman como si se conocieran de toda la vida y como si estuviecen seguros de que el resto de sus vidas sería así... tan mágico y tan lleno de amor...
Pero por cada sonrisa hay una lágrima,
y por cada amor eterno hay un corazón destrozado...

Así que llora, es la mejor manera de aliviar el dolor...
Por que cada lágrima que brota y recorre tu mejilla
es como un alfiler que poco a poco va cosiendo
las heridas de tu corazón...
Y cuando por fin termines de llorar
y sea momento de levantarse,
respira... observa el horizonte...
y sigue adelante, que la aventura está por comenzar...
(otra ves... otra ves...)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario