Post Cursi #4
se convirtiera en un déjà vu.
el frenesí de emociones de un 7mo. grado
¿Sabes? Mi primer post fue para ti. Y no ha sido el único.
Gracias a ti las mariposas, el mar y las canciones cursis son parte esencial de mi blog y de mí.
Desde la primera vez que te vi siempre he sentido algo especial dentro de mí (¡incluso hoy!).
Siempre supe que lo nuestro siempre sería una amistad, pero eso no me evitaba pensar en ti mientras leía poemas o veía el final de una bonita película de amor y soñaba con decirte esas mismas cosas a ti.
Contigo siempre era feliz. Las cursilerías eran parte de mi vida. Y anhelaba tanto ser alguien tan especial para ti. Siempre quise que tu también sintieras esas cosas cursis.
¿Te acuerdas de ese lapso de tiempo en el cual no te hablé? No fue por sangrón. En realidad fue muy triste para mí. Nadie me importaba, yo quería estar contigo pero creo que era obvio que lo que tú sentías por mí no era lo mismo que yo por ti. Te extrañaba siempre.
Siempre me quedé con las ganas de saber que se sentía quererte, tenerte, y conocer el sabor de tu amor. Me quedé con las ganas de poderte ver por horas sabiendo que sentíamos lo mismo.
Pero siempre sentí que te ibas. Que si no te buscaba, tú no me buscabas. Me quedé con esas ganas de darte consejos y terminé dándome consuelo.
Aun así siempre te quise. Siempre has estado en mí. Aunque a veces me era muy difícil otras veces me hacías tan feliz que me atontabas y escribía cosas llenas de amor sincero.
Y ahora ya nos hablamos. Ahora ya puedo saludarte y regalarte chocolates. Ya puedo decirte que te quiero y abrazarte. Y aunque siga sintiendo que no es suficiente para demostrarte lo que realmente me haces sentir, aunque no tenga las razones para sentir esto y no exista lógica alguna en mis sentimientos que han durado durante todos estos años, la verdad es que eres demasiado para mí. Tienes tantas cualidades que no sé ni cómo hacerle para hablar de algo que te interese. Cada día pienso en ti y cada vez que te veo me pongo nervioso y digo cosas tontas. Incluso hoy. Es algo común, es parte de tener una amistad contigo. Siempre ha sido así, y cuando no nos hablábamos no era porque ya no pensaba en ti, sino todo lo contrario.
Como dije alguna vez: